Nuestro principal objetivo es la extirpación de la coacción sistemática y sistémica en la relación entre gobernantes y gobernados, implantando en nuestra sociedad el innegociable principio de no agresión y el derecho de autodefensa en el caso de que esta se produzca.
Respecto a la democracia actual rechazamos el monopolio que detentan los partidos, opinamos que ellos, devienen en mafias. Estas organizaciones acaban pervirtiendo y comercializando sus decisiones políticas a los grupos económicos vinculados, e imponiendo por la fuerza los principios dogmaticos de estas organizaciones.
Somos un partido, que al mismo tiempo defiende las tesis antipartidistas, sin ser esto contradictorio. Es por ello que aun erigiéndonos como partido, nos identificamos como apólogos de las ideas abolicionistas del monopolio de los partidos y del gobierno en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Así como pretendemos también la independencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad, a fin de evitar que devengan estos en meros mercenarios de los caprichosos intereses partidistas y gubernamentales, erigiéndose estos en meros y exclusivos defensores de los derechos y libertades de la ciudadanía por medio de instituciones creadas o adaptadas a tal efecto.
Pretendemos acabar con esa omnipotencia queriendo implantar la legalidad de las candidaturas individuales o de cualquier otro tipo, no siendo con ello necesaria la pertenencia a ninguna organización política.
Además rechazamos toda democracia que no sea directa, participativa y a tiempo real, pretendiendo con ello implantar la revocación del voto, el voto en contra, sumado a un efectivo y real voto en blanco, más que estas opciones puedan ser ejercidas a tiempo real; Sin necesidad de periódicas y costosas elecciones, con el fin de que no tengamos que elegir a un nuevo déspota o tirano cada 4 años, propio de la democracia representativa; si no que al contrario puedan ser expulsados con inmediatez quienes hicieran uso de estas actitudes.
La democracia y por tanto la voluntad popular tiene los límites establecidos por los principios marcados por la ley natural. (Libertad, Vida, Propiedad y derecho a la búsqueda de la felicidad), sin que ni siquiera democráticamente, una mayoría pueda trasgredir tales principios. Cualquier ley, regulación, dictamen o sentencia promulgada transgrediéndolos seria invalida desde su promulgación.
Todo lo anteriormente expuesto es garantizado por medio de una real separación de poderes. Encargando a un poder judicial fuerte e independiente, la capacidad de que estos principios sean respetados y llevados a su fin.
El restarle poder al estado minimizándolo, e incluso extirpándolo de nuestra existencia, no exime de que hayan instituciones fuertes que hagan valer los principios de la libertad, la justicia, los derechos naturales y la democracia directa.
El estado, en el caso de existir, jamás ha de tener más monopolio, que el de garantizar y, o propiciar las Libertades, democracia y seguridad de sus ciudadanos.
Un saludo
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